Zoe

sábado, 13 de junio de 2020

ELEANOR ROOSEVELT Y LAS HEROINAS DE BEIRUT

Me ha extrañado no ver mencionado el nombre de Eleanor Roosevelt en el módulo dedicado al largo camino histórico hacia la igualdad. La considero una de las mujeres más destacadas e influyentes del siglo XX y todo un referente de cómo la lucha por las libertades y la igualdad de la mujer se puede encabezar también desde posiciones de poder. Norteamericana, criada en una familia de la élite del Upper East newyorkino, decidió, tras desengañarse de su matrimonio, ejercer su propia actividad como emprendedora, feminista, sufragista y activista de derechos humanos.

Primera Dama de EEUU de 1932 a 1945, trabajó contra la segregación racial y en favor del empoderamiento social, económico y político de la mujer. Metió a EEUU en las Naciones Unidas, siendo su primera Representante  ante esa Organización, fue fundadora y primera presidenta de la Comisión de  Derechos Humanos (1947 a 1951) y fue impulsora y co-redactora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su último cargo antes de fallecer fue presidir desde 1961 la Comisión Presidencial sobre la Condición Jurídica de la Mujer.

Pero no voy a extenderme más sobre ella. Existen sesudos estudios y biografías sobre su vida y obra que, como dije, constituyen un referente de la mujer moderna norteamericana, y en la que incluso no falta algún trazo LGTBI.

No, voy a hablar más bien de unas heroínas poco conocidas cuando no voluntariamente anónimas, que han puesto sus granitos de arena en el camino hacia la igualdad de la mujer en una sociedad patriarcal y machista como la del Líbano, otrora conocido como la Suiza de Oriente, un país comparativamente más moderno y desarrollado que sus vecinos, y que lleva decenios intentando levantar cabeza del cenagal donde la sumergieron las secuelas del colonialismo, el conflicto israelo-palestino y la beligerancia de sus vecinos.


En el Líbano hay un dicho muy popular referido a las mujeres: Sois belle et tais-toi, que en román paladino sería algo así como Tú ponte guapa y cállate la boca. El dicho relega a la mujer a ser un objeto decorativo y de deseo para el hombre y la aparta de cualquier debate o decisión que no tenga que ver con su actividad principal, que es la de estar guapa.

Esta foto es un cartel de la campaña electoral del partido Corriente Patriótica Libanesa en las legislativas del 7 de junio 2009. El naranja es el color distintivo de esta formación cristiana dirigida por el general Aoun. Y la muchacha de facciones perfectas y labios botoxados está animando a otras mujeres guapas  a votar por ese partido.

Las feministas libanesas montaron en cólera considerando esta campaña sexista, humillante y denigrante para la mujer. Porque no solo pretende asociar al partido con la mujer guapa - ¿es que las mujeres feas no pueden votar? - , sino que también atrae al votante masculino que asocia al CPL con la mujer objeto de deseo. Una periodista (la llamaremos Katya) tuvo el coraje de colgar en redes sociales un cartel modificado con Photoshop:


Bala y vota o Haz beeeeeh y vota con una mención gráfica al voto en blanco, considerando que este partido no proponía en su programa  - como tampoco hacían los otros - medidas concretas en favor de la igualdad y el empoderamiento de la mujer libanesa. Y su mensaje va dirigido a dejar en evidencia el dicho machista - las mujeres son rebaño que vota lo que dicen sus padres, maridos o hermanos - al tiempo que dirige un mensaje a las mujeres que se sientan identificadas con el estereotipo - que las hay - para que tomen conciencia de su borreguez y decidan votar en blanco. El CPL decide renunciar a esta campaña publicitaria mientras otro partido competidor utiliza la misma foto con el slogan Libérate y vota. 

Comienza la proliferación de memes y el Colectivo Feminista libanés saca otro cartel, con moratón incluido, que no necesita aclaración :

 
Hay que entender esta desafortunada campaña y las reacciones que provocó en el contexto socio-político libanés. Siendo, como dije un país más culto y avanzado que sus vecinos, tenía una presencia femenina casi nula en la clase política. En las elecciones de 2009 de las más de 700 candidaturas solo 6 eran mujeres, muchas menos que las que se presentaban entonces en Irán o Kuwait. 

El representante del CLP en Francia argumentaba que la intención de la campaña era la contraria  a la denunciada por las feministas libanesas, ya que lo que se pretendía era modificar el dicho popular machista, decir a las mujeres que no se contentaran con su papel tradicional y promover la participación activa de la mujer en las elecciones. Reconoció, no obstante, que la campaña no fue una buena idea, máxime cuando hacía falta explicar su slogan, lo que equivale a un mal slogan.

Mientras, la conocida bloguera Maya Zankoul y la abogada Alia Berti Zein se compadecían de la mujer libanesa - que al final no sabe si es bella, libre, igual o un objeto sexual - y lamentaban su falta de movilización ante la permanente discriminación que sufren en la vida política del país.

¿Tuvo algún efecto esta polémica? Una mayor movilización femenina pero con escaso impacto en los resultados. Así, en las pasadas elecciones legislativas celebradas en 2018 el número de candidatas mujeres aumentó notabemente - 111 de un total de 776  (más del 10%) - pero sólo 6 (2 más que en 2009) obtuvieron escaño del total de 128 del Parlamento.

Escaso avance para un  país donde las mujeres son el 50,8% de la población, y que sigue teniendo el farolillo rojo de tener la participación parlamentaria femenina más baja del mundo (3%).

¿Cuál parece ser el obstáculo concreto más evidente? La configuración del propio sistema político, basado en el reparto entre las distintas confesiones religiosas, mostrándose los partidos políticos  reacios a incluir mujeres en sus listas electorales. Ello les obliga a presentarse como independientes y, por tanto, no pueden contar con el apoyo y la base social de las maquinarias electorales partidistas. Y, no lo olvidemos, la mujer libanesa sigue estando discriminada en relación al hombre en muchos sectores de la vida, como en asuntos económicos (herencia) y de familia (matrimonio, divorcio, custodia de hijos, nacionalidad).

Sin embargo, gracias a este suceso se puso en un primer plano la situación de la mujer en Líbano y ésta pasó a ser objeto de debate público. Como resultado, además del mayor número de mujeres candidatas en las elecciones de 2018, se produjo una mayor movilización y en 2019 se generalizan movimientos de protesta y de reivindicación de los derechos de la mujer. El resto de la historia está por escribir.

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