Zoe

martes, 30 de junio de 2020

IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES, ¿QUÉ PUEDO HACER YO?


Como dije en alguna ocasión, y a pesar de que existan declaraciones solemnes y sesudos planes de acción ampliamente consesuados en nuestras sociedades a escala nacional e internacional, el esfuerzo por la igualdad de roles, derechos y oportunidades entre mujeres y hombres debe ser constante a nivel individual y colectivo, tanto para alcanzar el deseado equilibrio como para afianzarlo y asegurar su continuidad en el tiempo.

En mi ámbito de actuación profesional - asuntos exteriores - y en tanto que empleado público, intento abarcar dos frentes bien distintos:

1. En el interior de mi propia administración, apoyando las decisiones y partcipando en las actividades dirigidas a garantizar los mismos derechos y oportunidades para todos los integrantes de nuestro servicio exterior, sea cual sea su sexo y su orientación sexual; y por otra, completando mi formación en materia de igualdad de género y temas conexos.

Cuatro necesidades  bien identificadas en este frente serían:

(a) asegurar los mismos niveles de movilidad para hombres y mujeres
(b) poner fin a la discriminación que sufren los cónyuges de los empleados públicos que en caso de traslado al extranjero se ven obligados a renunciar a su vida profesional - y a sus derechos de pensión correspondientes
(c) proteger los derechos del personal LGTBI y de sus familiares en el exterior
(d) seguir aplicando una política de tolerancia cero respecto a situaciones de acoso sexual y laboral 

Para ello nos hemos provisto ya de varios instrumentos, como un espacio para temas de igualdad, conciliación y coresponsabilidad en la intranet de nuestro Ministerio con tres secciones : la primera conteniendo información (recopilación de planes y medidas, compendio de documentación nacional y europea y foros temáticos), la segunda albergando un espacio de colaboración entre la también recientemente creada Asociación de Mujeres Diplomáticas Españolas (AMDE) y la Asociación de Cónyuges de Diplomáticos Españoles, y la tercera dedicada a asesorar y acompañar al personal LGTBI y sus familias, que cuentan ya con su propia plataforma ExteriorEsDiverso.

Otro instrumento de reciente creación ha sido el puesto de Embajadora en Misión Especial para el Fomento de Políticas de Igualdad de Género y Conciliación, cuyo titular ha lanzado recientemente la Iniciativa Belisama ,un portal de empleo para empresas ofertantes y familiares de funcionarios del Estado en el exterior.

Los Cursos de Igualdad organizados con regularidad por la Escuela Diplomática y la reciente introducción en el temario de la oposición a la Carrera Diplomática de las políticas de género son dos ejemplos más de cómo se está impulsando la igualdad en nuestro sector de actuación. La promoción y mi participación a nivel personal en algunas de estas iniciativas son mi contribución personal a la promoción de la igualdad en mi ámbito profesional.

Otra contribución personal es la de presionar sobre aquellas áreas de la administración que llevan mucho retraso en materia de igualdad real para que se pongan al día en la plena aplicación de las políticas de igualdad, removiendo de una vez los obstáculos - bien conocidos por otra parte - que aun permanecen anclados en su cultura de trabajo.

Y, por supuesto, la aplicación sin cortapìsas de los protocolos de actuación en casos de acoso y violencia de género.

2. En el frente exterior, es decir en el ámbito internacional donde trabajamos representando y defendiendo los intereses de nuestro país y de sus ciudadanos en el exterior, presto una especial atención a difundir y promover nuestras políticas de igualdad, hoy por hoy unas de las más avanzadas del mundo, y no solo lo hago en nuestras intervenciones oficiales sino también a través de todo tipo de actuaciones. Algunos ejemplos concretos serían:

- en nuestros Consulados - como es mi caso - dar prioridad a prevenir la violencia de género y asistir a las víctimas de las mismas, proporcionando información sobre la legislación local y las asociaciones locales de ayuda existentes, y prestando la asistencia necesaria

- en el mismo ámbito, asegurar que las mujeres accedan libremente y sin cortapisas sociales o familiares a los servicios consulares y puedan realizar por sí mismas, sin mediación de terceros, sus gestiones administrativas o de otra índole.

- en los foros multilaterales, en especial en el ámbito de los derechos humanos, prestar una especial atención a los derechos de la mujeres y niñas, y a su situación de vulnerabilidad extrema en caso de conflictos armados y catástrofes naturales.

- en esos mismos foros, reclamar la participación equilibrada de hombres y mujeres en los distintas actividades, incluidos seminarios, paneles y talleres; procurar ese mismo equilibrio en la composición de nuestras delegaciones - que presiden habitualmente mujeres - y organizar eventos que realcen la situación y participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida.

- igualmente, asegurar la participación regular de representantes de asociaciones locales de mujeres en los encuentros de la sociedad civil en zonas de conflicto con altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas.

- y, por supuesto, proseguir los esfuerzos para presentar y hacer prosperar las candidaturas de mujeres, incluidas las españolas, a puestos de especial responsabilidad en el ámbito internacional.

Concienciar, participar y promover el equilibrio han sido y siguen siendo, en suma, mis modestas  contribuciones personales a la igualdad de mujeres y hombres. 





sábado, 13 de junio de 2020

ELEANOR ROOSEVELT Y LAS HEROINAS DE BEIRUT

Me ha extrañado no ver mencionado el nombre de Eleanor Roosevelt en el módulo dedicado al largo camino histórico hacia la igualdad. La considero una de las mujeres más destacadas e influyentes del siglo XX y todo un referente de cómo la lucha por las libertades y la igualdad de la mujer se puede encabezar también desde posiciones de poder. Norteamericana, criada en una familia de la élite del Upper East newyorkino, decidió, tras desengañarse de su matrimonio, ejercer su propia actividad como emprendedora, feminista, sufragista y activista de derechos humanos.

Primera Dama de EEUU de 1932 a 1945, trabajó contra la segregación racial y en favor del empoderamiento social, económico y político de la mujer. Metió a EEUU en las Naciones Unidas, siendo su primera Representante  ante esa Organización, fue fundadora y primera presidenta de la Comisión de  Derechos Humanos (1947 a 1951) y fue impulsora y co-redactora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su último cargo antes de fallecer fue presidir desde 1961 la Comisión Presidencial sobre la Condición Jurídica de la Mujer.

Pero no voy a extenderme más sobre ella. Existen sesudos estudios y biografías sobre su vida y obra que, como dije, constituyen un referente de la mujer moderna norteamericana, y en la que incluso no falta algún trazo LGTBI.

No, voy a hablar más bien de unas heroínas poco conocidas cuando no voluntariamente anónimas, que han puesto sus granitos de arena en el camino hacia la igualdad de la mujer en una sociedad patriarcal y machista como la del Líbano, otrora conocido como la Suiza de Oriente, un país comparativamente más moderno y desarrollado que sus vecinos, y que lleva decenios intentando levantar cabeza del cenagal donde la sumergieron las secuelas del colonialismo, el conflicto israelo-palestino y la beligerancia de sus vecinos.


En el Líbano hay un dicho muy popular referido a las mujeres: Sois belle et tais-toi, que en román paladino sería algo así como Tú ponte guapa y cállate la boca. El dicho relega a la mujer a ser un objeto decorativo y de deseo para el hombre y la aparta de cualquier debate o decisión que no tenga que ver con su actividad principal, que es la de estar guapa.

Esta foto es un cartel de la campaña electoral del partido Corriente Patriótica Libanesa en las legislativas del 7 de junio 2009. El naranja es el color distintivo de esta formación cristiana dirigida por el general Aoun. Y la muchacha de facciones perfectas y labios botoxados está animando a otras mujeres guapas  a votar por ese partido.

Las feministas libanesas montaron en cólera considerando esta campaña sexista, humillante y denigrante para la mujer. Porque no solo pretende asociar al partido con la mujer guapa - ¿es que las mujeres feas no pueden votar? - , sino que también atrae al votante masculino que asocia al CPL con la mujer objeto de deseo. Una periodista (la llamaremos Katya) tuvo el coraje de colgar en redes sociales un cartel modificado con Photoshop:


Bala y vota o Haz beeeeeh y vota con una mención gráfica al voto en blanco, considerando que este partido no proponía en su programa  - como tampoco hacían los otros - medidas concretas en favor de la igualdad y el empoderamiento de la mujer libanesa. Y su mensaje va dirigido a dejar en evidencia el dicho machista - las mujeres son rebaño que vota lo que dicen sus padres, maridos o hermanos - al tiempo que dirige un mensaje a las mujeres que se sientan identificadas con el estereotipo - que las hay - para que tomen conciencia de su borreguez y decidan votar en blanco. El CPL decide renunciar a esta campaña publicitaria mientras otro partido competidor utiliza la misma foto con el slogan Libérate y vota. 

Comienza la proliferación de memes y el Colectivo Feminista libanés saca otro cartel, con moratón incluido, que no necesita aclaración :

 
Hay que entender esta desafortunada campaña y las reacciones que provocó en el contexto socio-político libanés. Siendo, como dije un país más culto y avanzado que sus vecinos, tenía una presencia femenina casi nula en la clase política. En las elecciones de 2009 de las más de 700 candidaturas solo 6 eran mujeres, muchas menos que las que se presentaban entonces en Irán o Kuwait. 

El representante del CLP en Francia argumentaba que la intención de la campaña era la contraria  a la denunciada por las feministas libanesas, ya que lo que se pretendía era modificar el dicho popular machista, decir a las mujeres que no se contentaran con su papel tradicional y promover la participación activa de la mujer en las elecciones. Reconoció, no obstante, que la campaña no fue una buena idea, máxime cuando hacía falta explicar su slogan, lo que equivale a un mal slogan.

Mientras, la conocida bloguera Maya Zankoul y la abogada Alia Berti Zein se compadecían de la mujer libanesa - que al final no sabe si es bella, libre, igual o un objeto sexual - y lamentaban su falta de movilización ante la permanente discriminación que sufren en la vida política del país.

¿Tuvo algún efecto esta polémica? Una mayor movilización femenina pero con escaso impacto en los resultados. Así, en las pasadas elecciones legislativas celebradas en 2018 el número de candidatas mujeres aumentó notabemente - 111 de un total de 776  (más del 10%) - pero sólo 6 (2 más que en 2009) obtuvieron escaño del total de 128 del Parlamento.

Escaso avance para un  país donde las mujeres son el 50,8% de la población, y que sigue teniendo el farolillo rojo de tener la participación parlamentaria femenina más baja del mundo (3%).

¿Cuál parece ser el obstáculo concreto más evidente? La configuración del propio sistema político, basado en el reparto entre las distintas confesiones religiosas, mostrándose los partidos políticos  reacios a incluir mujeres en sus listas electorales. Ello les obliga a presentarse como independientes y, por tanto, no pueden contar con el apoyo y la base social de las maquinarias electorales partidistas. Y, no lo olvidemos, la mujer libanesa sigue estando discriminada en relación al hombre en muchos sectores de la vida, como en asuntos económicos (herencia) y de familia (matrimonio, divorcio, custodia de hijos, nacionalidad).

Sin embargo, gracias a este suceso se puso en un primer plano la situación de la mujer en Líbano y ésta pasó a ser objeto de debate público. Como resultado, además del mayor número de mujeres candidatas en las elecciones de 2018, se produjo una mayor movilización y en 2019 se generalizan movimientos de protesta y de reivindicación de los derechos de la mujer. El resto de la historia está por escribir.

sábado, 6 de junio de 2020

LA DIPLOMACIA PARITARIA VA PARA LARGO


Una foto vale más que mil palabras. Estamos en Addis Abeba en 2019. Exceptuando al anfitrión  africano de la primera fila, posan en la foto 39 diplomátic@s españoles, 7 de ell@s mujeres. Mal empieza este post, no llegan al 18%. Pero sigamos contando. Si quitamos de la foto a los altos cargos desplazados desde Madrid (entre ellos 2 mujeres) nos quedan los 28 Embajadores que España tiene desplegados en el continente africano, 5 de ellos mujeres. ¡El mismo porcentaje cercano al 18%!

La presencia real de la mujer en la diplomacia española se sitúa actualmente en el 26%, después de haber experimentado un crecimiento sostenido y gradual desde el advenimiento de la democracia a nuestro país. Su número se duplicó en la década de los noventa (del 6,21% en 1990 al 13,48% en 2000) y todo hacía prever que se alcanzaría la paridad rápidamente. Pero desde entonces ese crecimiento ha sido marcadamente más lento que en la década anterior. Está próximo a duplicarse de nuevo en 2020, pero ha precisado para ello de dos nuevas décadas, la última con una marcada desaceleración desde 2015 y un estancamiento del número de nuevas incorporaciones de mujeres a la Carrera, estabilizado desde entonces en el 31%. Al ritmo actual, lograr la paridad - o al menos que el 40% de los puestos de la Carrera estén ocupados por mujeres - necesitará al menos de una larga docena de lustros.

Si comparamos esta situación con la de otras Carreras, históricamente también muy masculinizadas, vemos que éstas se están feminizando muy rápidamente. Usando de nuevo las cifras de ingreso por oposición, vemos que en las últimas promociones las mujeres copan el 80 % de los aprobados al Registro, el 54 % a Notarías, el 52% a la Carrera Judicial y el 60% a la Abogacía del Estado...

Se ha dicho que la principal causa de su bajo nivel de presencia actual fue el retraso de la incorporación de la mujer a la Carrera diplomática. Pero ésta tuvo lugar en 1964 y a la Carrera Judicial en 1966. ¿Cual es entonces el motivo de esa diferencia tan marcada en presencia y tendencias actuales entre ambas Carreras?

No es desde luego la discriminación. A la Carrera Diplomática hay igualdad de acceso, se puede presentar cualquier mujer, de cualquier edad y condición, a condición de que tenga la nacionalidad española y una titulación universitaria, sea licenciada en filosofía, medicina, derecho o física nuclear.

Tampoco es el proceso de selección. Los tribunales de oposición están compuestos por hombres y mujeres, y éstas también los presiden. Y en todos ellos, desde principios del presente siglo, se tiene muy en cuenta la perspectiva de género.

Y durante su Carrera una mujer diplomática asciende y concursa a los sucesivos puestos por antigüedad y por méritos propios, sin depender - como ocurre en otros países - de un superior que la reclame en un buen puesto y acelere su progresión en el escalafón. Numerosas Ministras, Secretarias de Estado, Subsecretarias, Directoras Generales y Embajadoras nos demuestran que los altos cargos les son también accesibles, y además en estos casos, tratándose de nombramientos políticos - que no es lo mismo que politizados - es más fácil alcanzar intencionadamente una cierta paridad.

¿Cual es entonces el motivo? ¿El de que esta Carrera resulta poco atractiva para la mujer? Es verdad que desde la crisis de 1992 esta peculiar profesión ha ido perdiendo su glamour, que las condiciones de trabajo se han vuelto más difíciles y que los medios se han hecho mucho más escasos. Pero esa pérdida de atractivo es para tod@s. Esta es una carrera eminentemente vocacional, nadie aguanta una vida de caracol con la casa a cuestas y mudanzas con toda la familia cada cuatro años de media para representar y trabajar por España en un medio extraño, en ocasiones hostil y peligroso, si no tiene muy clara su dedicación absoluta a este tipo de vida. Y es muy raro que este último se acepte y se comparta fácilmente y sin traumas por quienes te acompañan, sean tu compañer@, tus hijo@s o tus propias soledades.

Por todo ello, quizás sean dos los motivos reales de la relativamente baja participación de la mujer en la diplomacia española, ambos centrados en que esta profesión no le resulta especialmente atractiva . La dificultad para conciliar es claramente uno de ellos, dificultad que puede darse en el caso de cualquier otra funcionaria del Estado sujeta a movilidad, pero que al producirse en el propio país no supone los mismos sacrificios y esfuerzos de adaptación que al cambiar de continente.

La segunda causa es muy probablemente la pervivencia del juego tradicional de roles. Para una mujer es muy difícil encontrar un compañer@ que le siga de puesto en puesto, abandonando en la mayor parte de ocasiones su propio trabajo para convertirse, también en la mayoría de los casos, en consorte doméstico, dado que es prácticamente imposible que un cónyuge de diplomático pueda ejercer una actividad profesional en el país de destino de su mujer. Creo que ahí puede estar la verdadera razón de que opositar a esta Carrera no se haya popularizado más entre las estudiantes que concluyen su ciclo universitario a pesar de los esfuerzos divulgativos.

Soluciones mágicas no hay ninguna. De existir se habrían aplicado hace tiempo. Pero sí podemos insistir en dos premisas: es necesario mejorar las condiciones de trabajo y de vida de nuestros funcionarios en el exterior de forma que se pueda conciliar mejor la actividad laboral con una vida familiar decente, y debemos también ayudar a que concluya la discriminación de hecho que sufren los cónyuges de esos funcionarios, que se ven privados de perspectivas profesionales, de su derecho al trabajo, de cotizar y de generar una pensión decente. Resolviendo ambas cuestiones no dudo en que pueda incrementarse la presencia de nuestras mujeres en este importante sector de la función pública española y lograr la deseada paridad.

lunes, 1 de junio de 2020

El regreso



Debate sobre Mujer, Paz y Seguridad en el Foro para la Paz, Nueva York 2015



Hola a tod@s

Ocho años más tarde, y tras vivir a ambos lados del charco trabajando por la paz y la seguridad, y apagando incendios en los foros onusianos, reactivo este blog para transformarlo en mi diario de aprendizaje del Curso de Fundamentos sobre la igualdad de mujeres y hombres, diseñado y organizado por el INAP. Será quizás algo más tedioso, pero es por una buena causa y tendrá así en los tiempos actuales una mayor utilidad que el diario gastronómico - festivo de un español errante y cascarrabias.

Ocho años después sigo siendo un asiduo viajero, igual de curioso y quizás algo más cínico. Pero hay que seguir aprendiendo y esforzándose en comprender los grandes cambios que estamos viviendo y que dejaremos a las generaciones futuras, cambios de los que hemos sido todos protagonistas en mayor o menor medida. La igualdad de género, el empoderamiento de la mujer y tantas otras cuestiones conexas forman parte de estos cambios sobre los tenemos que seguir trabajando. Lo dije, y así lo publiqué, en cuanto concluyó la Conferencia de Pekín de 1995: la Declaración y el Plan de Acción fueron un gran logro que costó lo suyo sacar adelante, pero la igualdad entre hombres y mujeres no se logra en una Conferencia sino a través de un esfuerzo diario en todas las facetas de la vida.

Lo cierto es que, aunque la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres ha dado pasos de gigante en muchas sociedades, los avances y derechos acordados universalmente entonces han sido cuestionados, en ocasiones incluso por quienes más los habían defendido, y han experimentado grandes retrocesos a nivel global. Síntomas, pero también consecuencia de ello, son la polarización y el bloqueo del discurso político en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas - que necesita una urgente reforma de su composición y métodos de trabajo - y el escaso impacto de UNWomen, una Agencia que verticaliza y compartimenta las políticas de género, cuando el sistema está pidiendo a gritos la transversalidad de esas políticas en todos sus rincones.

Iniciativas como esta Formación de aprendizaje del INAP no solo cumplen con sus propósito de educar y sensibilizar a quienes estamos en contacto diario con la gente y sus problemas, gente a la que servimos como funcionarios públicos. También contribuyen a que demos esos pasos diarios sin los cuales la igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad de derechos y de oportunidades, no llegará a ser verdaderamente real.

Gracias por la oportunidad y veremos qué tal resulta.