Zoe

jueves, 11 de noviembre de 2010

UN VINO DE EXCEPCION

La Bastide aux Oliviers, terrases du Larzac, Coteaux du Languedoc (AOC)

Elaborado por Martine y Jean-Luc Quinquartet (34725 St André de Sangonis, www.domainedefamillongue.fr) es un vino excepcional, que reconozco no escogí por haber sido premiado con la medalla de Oro del Concurso de Grandes Vinos del Languedoc-Rousillon de 2008, detalle en el que me fijé una vez consumida la primera botella, sino por su sugestiva etiqueta (ese loro tropical meciéndose sobre la suelta rama de un olivo).

La excelente calidad del producto en boca, redondo y de aroma inconfundible, me hicieron buscar sus fuentes, una mezcla de caldos de Carignan y Syrah, a los que se añade un fondo de Garnacha y Cinsault.

Y crea dependencia. Si lo encuentran en su vinoteca favorita, no lo duden ni un momento. Les aseguro que volverán al día siguiente para comprar la caja entera.

¿Y por qué en España no tenemos estos vinos? Es decir, tenemos y muchos, pero ¿como éste? Nuestras nuevas denominaciones de origen están a años-luz de estos vinos regionales franceses, contundentes, honestos y de excelente relación calidad / precio, algo que se ha perdido irremediablemente en nuestro país, gracias a las dos lacras nacionales, la envidia y la codicia. Los bodegueros de la Ribera del Duero y de la Rioja saben de lo que estoy hablando. Yo ya he decidido de pasar de ellos.

viernes, 5 de noviembre de 2010

BRITISH AIRSHIT


No alcanzo a comprender como nuestra compañía de bandera, nuestra españolísima IBERIA, ha sido capaz de fusionarse con esta compañía de autobuses de la gran bretaña. Todo el prestigio, la imagen, la alegría, el olor a arena caliente, el sabor de la sangría, el sudor y el esfuerzo de generaciones de empleados - los de mi padre incluidos - miserablemente perdidos por una alianza que será muy estratégica, pero que solo ha beneficiado a los miserables que ocupan las poltronas de la nueva compañía, que Dios les confunda. Si hemos sido capaces de salvar las joyas de la corona a pesar de los burócratas de Bruselas, ¿por qué hemos permitido tamaña fechoría?

Como ejemplo baste un botón. Nueve horas de vuelo sin escalas con un simple desayuno servido una hora tras el despegue. Nada más, ni el bocata de EasyJet, ni tan siquiera la opción de comprar tu menú que ofrece IBERIA. Míseros cacahuetes y galletitas no aptas para el colesterol por su alto contenido en grasas monoinsaturadas. Y agua, muchos vasitos de agua. En eso se ha quedado el Imperio Británico, haciendo agua por todas partes. Pero eso sí, se quedó los 1.400 US$ del pasaje por un servicio que no he visto ni en compañías del tercer mundo, en una cabina sucia y con varios de sus televisores - unico entretenimiento a bordo - rotos.

Pero hay más, esos azafatos tan orondos y sonrosados ellos, con pintas y modales de mozos del matadero de cerdos de Purleigh (Essex), que te proponían tomar una copa al fondo del avión para hacerte olvidar el hambre. Y lo peor, ese piloto que aterrizó como si hubiera tirado el avión en plancha a una piscina, y luego zigzagueó como pudo mientras se le ponían los pelos como escarpias al pasaje...

No vuelvo a subir a un vuelo de la British Airshit, y les aconsejo que tampoco lo haga ninguno de los que me estén leyendo. Viajan en ellos nostálgicos del Imperio, colonos asilvestrados y surafricanos borrachuzos. Para ellos todo esta perfecto. Mala gente para viajar en compañía.

viernes, 13 de agosto de 2010

NGORONGORO CRATER


Dar es Salaam ha cambiado mucho. Tanto que me hizo sospechar que lo que encontraría en el Ngorongoro sería también muy diferente. Me acuerdo del amanecer a las 6 de la mañana en un mes de junio de 1982, tomando un té en el balcón de la habitación colgada del borde del cráter, tras ponerme morado la noche anterior de kongoni (una especie de supergacela con cornamenta que se asemeja a una vaca en dimensiones). A un silencio sepulcral, tras los primeros rayos de sol, siguió toda una cacofonía procedente del fondo del cráter, cuya vida salvaje se despertaba a un mismo tiempo. El espectáculo del cráter, de 12 kilómetros de diámetro y donde se encuentran reunidos casi todos los huéspedes del arca de Noé, es inolvidable y una de las pocas maravillas que se deberían conocer en este mundo. Entonces salías por tres duros en un albergue estatal. Hoy por 1.000 dólares por persona y noche en el mejor hotel al borde del cráter.

Me alegré de haber previsto otro plan, porque el cambio climático (existe, he visto como se han fundido las míticas nieves del Kilimanjaro) no solo está provocando una disipación más tardía de las nieblas del cráter debido, en mi opinión, a que el aire frío de su interior se ve detenido antes de tiempo por la inversión térmica, sino también que los monzones del Índico se desborden y causen nubosidades y lluvias impensables en otro tiempo en esta época del año. Por eso, preferí alojarme antes y después de la ascensión y descenso al cráter en un albergue situado en la falda del volcán, el Plantation Lodge. Vean la choza que nos dieron para pernoctar ese par de días




Una granja equipada de estufa alimentada con madera, y de todo tipo de comodidades. En una antigua plantación de café, rodeados de pájaros y atendidos como príncipes. No se me olvidará la música de Serrat y de Los Sabandeños con las que convivimos durante nuestra estancia, como tampoco los cánticos gregorianos del Monasterio de Silos que envolvieron nuestros desayunos. Como tampoco se me olvidará la pierna de cordero con una salsa que ya me gustaría poder hacer yo mismo, intensamente sabrosa y con un gusto ahumado que solo pueden dar las brasas cuando lamen la grasilla que suelta el ajo. Un filete chateaubriend tierno y jugoso, junto a unas Margaritas perfectas, agitadas por un barman que conoce también la fórmula para evitar la decadencia medioambiental del cráter del Ngorongoro, fueron otras muestras del extremo cuidado con que se gestiona este albergue, rayando en la perfección absoluta. Cesped inglés, plantaciones masivas de orquídeas, piscina impoluta, y ni una bombilla fundida. Y encima, una ambientación histórico - étnica de tan buen gusto, basada en maderas nobles y paredes encaladas, que dejaría en pañales a mucho decoradores españoles.

Y lo que me pude reir el día en que subimos al cráter. Estaba tan nublado que los que pagaron sus miles de dólares por dormir y madrugar arriba solo vieron niebla al amanecer, y nosotros el cráter despertándose, pero un par de horas más tarde. Si es que...





Este es el fondo del cráter, que encontré mucho más seco que en los años ochenta. Por ese motivo, jirafas y elefantes habían subido sus laderas en búsqueda de vegetación fresca y agua. Los rinocerontes estaban desaparecidos, dicen que por el viento frío de la época. Pero alguno vimos,y el resto de bichos estaban por allí: leones, cheetas, búfalos, cebras, gacelas Thompson, gacelas Grant, ñus, kongonis, hipopótamos, monos, hienas, gallinas de guinea, avestruces, flamencos rosas, cigüeñas y marabús.

Me extrañó que pudiéramos encontrar con relativa facilidad tanto animal. En los ochenta estábamos dos Land Rover en el cráter, en esta ocasión más de 50 4x4 repletos de guiris disfrazados de Indiana Jones o de explorador Livingston, que se seguían a toda velocidad hacia un mismo sitio en cuanto uno de los guías alertaba por radio o móvil de un avistamiento interesante. Menos mal que nuestro chófer tenía instrucciones de hacer el itinerario habitual pero al revés... durante seis horitas en vez de las cuatro que se aguantan habitualmente.

En fín, después de tanta emoción que menos que pasar un momento de relajo en una playa del Océano Índico, en concreto la del Club Naútico de Dar es Salaam del que soy socio desde hace treinta años...


Sin medusas ni erizos, de agua y arenas limpias. Asegurado el gin-tonic a la caída de la tarde en el bar contiguo a la playa - denominado 'puesto de mando' - mientras empiezan a esparcirse los aromas de la barbacoa de pescado recién sacado del agua. Que pena que en vez de la gente guapa de antaño con su smoking abunden ahora los sudafricanos ruidosos y borrachuzos, con sus ruidosas proles correteando, generalmente descalzas y sucias.

Hay quien prefiere sestear en una playa en Zanzíbar. A mí no me va, es otro puñado de dólares por hacer lo mismo que al lado de casa. Por cierto, a quien quiera visitar las atracciones turísticas de ese archipiélago, puedo proporcionarle los datos de un guía de fiar que le llevará por las ocultas maravillas de la isla, incluida la visita a las plantaciones de especias y a la ciudad vieja de la era de los sultanes. Aunque yo preferiría hacer submarinismo en el parque natural marino de la isla de Mafia, a una media horita de avión del aeropuerto de Dar es Salaam. Ver peces de colores y corales, y cabalgar a lomos de una tortuga marina gigante... hasta que te falle la respiración si bajas sin botella. No dejan llevar los fusiles de aire comprimido pero tampoco hacen falta arpones para sobrevivir como en los años ochenta, ahora te dan de comer, y bastante bien, en los tres albergues con que cuenta la isla. ¡Karibu!

jueves, 15 de julio de 2010

PROHIBIDO PROHIBIR


Me hace gracia que en pleno debate sobre el grado de permisividad que nuestras autoridades debieran tener respecto al burka, al niqab o a cualquier otra vestimenta tradicional utilizada por las mujeres de confesión islámica, se nos olvide tan de repente lo que éramos no hace tantos años atrás.

Mi madre no podía entrar sin un pañuelo o velo puesto en la cabeza en la iglesia de la parroquia de nuestro barrio, a la que dejó de ir por la cerrilidad de la caverna apostólica española, que no romana. Por mi parte, dejé de tenerle aprecio a esa cueva tras descubrir el cinismo y la hipocresía de la institución que regentaba sus entradas, gracias a muy buenos amigos, todos ellos jesuitas franceses. Lo hacen muy bien, sin duda, pero lo suyo no va conmigo. Salvo los vinos, las diapositivas de los mil viajes del Abbé Aubin y de sus acciones en el CAC 40. ¡Ay Eugenio, esa bailarina que nos invitó a cenar en su casa de París y tú con tu impecable alzacuellos, no podré olvidarlo aunque mil años viva!

Volvamos al tema, me acuerdo que, en los pueblos de la sierra madrileña, las viudas vestían de luto el resto de su vida y llevaban pañuelo acorde en la cabeza, que no se quitaban ni para ver la televisión en sus casas. Vaya a Sicilia o a Cerdeña y verá lo mismo. El esplendoroso azul del cielo y del mar Mediterráneo ignorados por el color negro hormiga de sus ribereñas.

El caso es que con esta foto titulada "muchachas ibicencas", probablemente tomada a mediados del siglo pasado, se demuestra que el niqab no es nada foráneo o temporal. Con sus rosarios en las manos y sus sillas, no sé si esas señoritas salen de un velatorio o pretenden echar la tarde en la plaza del pueblo, cosiendo y poniendo de chupa dómine al resto del vecindario. Pero el caso es que van vestidas como muchas mujeres que he cruzado estos días en Doha y en Mascate.

En fin, es un falso debate para distraer las conciencias de los ciudadanos de los verdaderos problemas que afectan a nuestra sociedad. Hay voces a favor y en contra de reprimir el uso de prendas que huelan a religión y que además denotan represión y marginación de la mujer. Se dice que penalizarlas sería, además, un segundo castigo para las mujeres obligadas a llevarlas. ¡Grandiosa contradicción!, llevarlas es signo de discriminación por motivo de género, lo que constituye un delito, pero no se puede prohibir su uso porque supondría, o la paliza del marido de turno o la multa y el escarnio por parte del castigador público de ciudadanos, que suele estar reencarnado bajo la forma de un policía municipal. La pobre musulmana no parece tener escapatoria ante esta doble represión.

¿Hasta cuando vamos a tener que soportar esa falacia, esa hipocresía sobre problemas que no existen o que no tendrían por qué existir? A la que quiera llevar una prenda de cabeza islámica, que se le permita hacerlo, como tantos millones de españolas llevan peinetas y mantones de Manila, y crucifijos y medallitas de la Vírgen colgadas del cuello de sus cadenitas de oro, en su casa, en el cole o en el curre, o como yo llevo la camiseta de San Iker en el Club Naútico los fines de semana. Y a las que no quieran hacerlo, que no lo hagan y que el Estado las proteja y castigue al verdadero represor, ya sean sus maridos, sus hermanos o el imán de la mezquita más próxima. Tanto que hablamos de igualdad de género, admitamos que la mujer musulmana que vive en nuestras sociedades es ya mayor de edad y consciente de lo que le interesa.

Eso sería un verdadero Estado de derecho, y no esa podredumbre legal que impera ya en media Europa, que solivianta y divide a los ciudadanos, y que para colmo NO ha conseguido mejorar el clima de odio y desconfianza que se está instalando progresivamente entre distintas comunidades étnicas o religiosas en nuestras ciudades. Ejemplos sobran, ya sea en El Ejido o en las barriadas periféricas de París o Londres. Y es que el Estado de derecho también debería comenzar a tomar medidas respecto a todo aquel que no quiere adaptarse y rechaza, a veces con violencia, nuestras costumbres y modos de vida. Sin complejos y sin traumas. Un respeto a la diversidad cultural y a sus costumbres - siempre que no sean contrarias a la Ley - pero si no le gusta lo que hay, multa y tentetieso, y si nada funciona, puerta. Intolerancia no, tomadura de pelo tampoco.

Todo, salvo ver a una niña musulmana llorar cada día que va a su colegio, ¿no están de acuerdo?

No crean que mi posición es chocante o exagerada, cualquiera de nuestras hijas, llevando un vestido o una falda relativamente sugerentes, conduciendo un coche o besándose con su noviete en una cafetería acabaría en muchos países musulmanes en Comisaría y con un par de bofetones por añadidura. No hablemos ya de obtener un permiso para construir una iglesia cristiana en unos de esos países. Se trata de una pelea entre cavernícolas, de acuerdo, pero no la ignoremos. No seamos racistas ni xenófobos, nunca. Pero tampoco miremos hacia otro lado y afrontemos el problema con pragmatismo, algo que la corrección política, impuesta como moda por los países más hipócritas del planeta, nos impide hacer muy a menudo sin darnos cuenta.

Quienes sí se dan cuenta, aunque les importe una higa el fondo del debate, son los que pueden ganar o perder votos con esta polémica y que acaban improvisando medidas al dictado del asesor y falso progre de turno, horterilla y aspirante a cliente asíduo del Déjate Besar. ¡Que ralea, parecen suecos, todo el día prohibiendo y regulando, que asquito de neonazis disfrazados de caperucitos rojos, que no caperucitas, que una mujer nunca haría eso! Tomen nota, como decía mi admirado colega y profesor Fernando Morán, prohibir debería estar prohibido.

domingo, 11 de julio de 2010

VAN DER NADA



A pesar de una banda de matones y malhechores - quien ataca al prójimo con ánimo de herirle es un delincuente común - simulando jugar al fútbol, vestidos de naranjitos y maricomplejines, la Roja ha acabado por ganar la Copa del Mundo de Fútbol. Ministros y Embajadores me están llamando tras la medianoche de hoy, ya 12 de julio, para solidarizarse con el equipo que ha representado la ilusión de todo África tras la salida del Mundial del equipo de Ghana. Nadie se podía creer que alguien en su sano juicio apoyara a la nación de la que salieron los boers racistas y segregacionistas que implantaron el nazismo del apartheid en el país organizador del Torneo. Y mi más cariñoso pensamiento para Madiba, impedido de asistir a la entrega de la Copa por su mal estado físico y anímico. Tu bisnieta está sin duda en el cielo gritando esta noche ohé ohé hoé hoé!

Acabo de derrotar una dolencia de larga duración, mi hija mayor ha aprobado las oposiciones y despejado su futuro profesional, España ha ganado en justa lid la Copa del Mundo de Fútbol... tan solo me queda un deseo, que se cumplirá a su debido tiempo, estoy seguro. Eso y ganar alguna vez Euromillones, ¿no?, aunque de eso ya no lo estoy tanto.

Me despido hoy con esta foto tomada en un bosque próximo a Versalles, donde todavía abundan los helechos y las moras silvestres. Parece un rincón de Finlandia en verano, solo faltan las ardillas y el alce saliendo del bosque. Induce a la serenidad y a pensar en la imponente belleza del tronco tendido. Se la dedico pues a la selección holandesa, que una vez más ha cumplido con lo dispuesto al final de la primera estrofa de su himno nacional, del tiempo de Guillermo de Orange. ¿Saben lo que dice? Den Koning van Hispanje heb ik altijd geëerd, o lo que es lo mismo, Al Rey Señor de España rendí yo siempre honor.

Por cierto, no enseño la motosierra que se utilizó para talar el árbol, esa la guardo para el hijo de la Gran Bretaña que arbitró el partido. No sé quién fue el insensato que le comparó con el extraordinario y siempre añorado Collina...


jueves, 17 de junio de 2010

"Risitas" en el Khana Kazana



Con su pajarita siempre torcida, nos recibe con la mejor de sus sonrisas y se acuerda de nuestras marcas favoritas de cerveza antes de sentarnos a la mesa. Amable, atento, es el alma del Khana Kazana, un restaurante indio cutre-cutre, con un comedor que recuerda a una sala de fiestas en Mongolia oriental, pero donde se degusta la mejor cocina india de este país y parte del extranjero.

Como entrada unas patatitas cocidas y horneadas en una salsa de cilantro y guindilla verde, acompañadas de una ensalada de cebolla y tomate que puede abrasarte la boca y hacerte moquear lo que no está escrito. 


Otra entrada muy socorrida consiste en unos pastelillos de patata y verduras con cilantro,especias y almendras tostadas que pueden degustarse con una salsa agridulce.





Todo seguido de un arroz basmati salteado con comino y guindilla, unos naan de ajo y un buen currie de carne o pescado, o como hoy, de una langosta al horno tandoori, sabrosa y jugosa a placer.



Con esta manduca entran un par de cervezas como si nada, que se alargan hasta el pago de la cuenta, hecha a mano, a ojo, sin IVA y que no llega por persona a lo que nos costaría el menú del día en un bareto de Madrid.

A la hora del almuerzo este peculiar restaurante está practicamente vacío, lo que personaliza el trato y agiliza la comanda, que es preparada en unas grandes parrillas y hornos de leña en 
el exterior. Además de nuestro amigo "Risitas" otros dos camareros, más jóvenes - aprendices les llama él, jactándose de ser su jefe - sirven las mesas, mientras un grupo de indios, que deben ser los dueños o los encargados del local y demás familia, vigilan el negocio con aire altivo y desconfiado.


Después de esta experiencia toca indefectiblemente una buena siesta, echando de menos que una discípula de Brahma, dios creador del universo en el santuario hindú, nos arrulle con canciones védicas de Baratha acompañada de su vina saraswati. Que poco haría falta entonces para sentirse reencarnado.

sábado, 5 de junio de 2010

Delicioso paku-paku

¿Se acuerdan de la galera? Ese sofisticado depredador de nuestro querido Mediterráneo, llamado también gamba mantis y gamba armada, un bicho prediluviano con pinta alienígena, que causa cierto repelús al verlo y más aun pensar en hincarle el diente. Sus pinzas fantasmales son temibles y no fallan una gracias a la visión en tres dimensones de sus ojos pedunculados, la única que se da entre todos los crustáceos.
Podría ver Avatar sin gafas con un ojo y con el otro fijar a todo bicho viviente que se acerque desde cualquier ángulo a la boca de su profunda e interminable galería. Pues este crustáceo da un increíble sabor marino a nuestras sopas y arroces, y si no es más conocido y apreciado por el común es, sin duda, a causa de su aspecto.




Le pasa lo que al paku-paku, una especie de langosta con la cabeza plana y pinta de acorazado en placas del mesozoico inferior. Su aspecto es temible y, desde luego, no incita a la manduca ni hace pensar que tenga sustancia para ello. Craso error.

El paku-paku tanzano es lo que los australianos llaman brown shell slippery lobster o langosta resbalosa de caparazón pardo, y he escogido una foto bastante cursi de ambientación japonesa, con su florecita y todo, porque paku-paku en japonés es la acción reiterada de abrir y cerrar la boca, eso en lo que nos fijamos cuando contemplamos los peces del acuario cada vez que esperamos en la consulta del dentista, intentando olvidar nuestro pánico.

Se prepara como la langosta, tajo al medio a lo largo, pintar la carne con mantequilla clarificada o aceite de oliva, espolvorear con las hierbas que se quieran y a la plancha-parrilla-sartén, cuidando que no se pase y quede la carne jugosa. Servir acompañada de una ensalada tibia de col china salteada en aceite y ajo y de unas patatas fritas. Si se acompaña de un vino rosado de Cañamero (famoso en el mundo entero), suave y fresquito en boca y a la larga peleón - es lo que tienen la garnacha y el tempranillo de la ribera del Guadiana  - su desgustación nos acerca a la gloria bendita, que culmina con una plácida siesta a la sombra de un chamizo en la playa solitaria de una islita del Océano Indico.

Les aseguro que se sorprenderán. La carne del paku-paku es abundante y más sabrosa y jugosa que la de la langosta, que nos suele quedar dura y chiclosa en cuanto nos pasamos un pelín en la cocción. Y además cuesta diez veces menos, al menos en estas latitudes donde se la desprecia y se la ignora, como en otras se desprecian y se ignoran las angulas o la entraña vacuna. ¡Eso se pierden!.

Otro día les contaré la receta de ensalada de paku-paku al mojo tailandés.

lunes, 24 de mayo de 2010

Pero... ¿qué hace esto aquí?


Mírenla bien. Es una fomitopsis pinícola, conocida como yesquero rebordeado en las anchas Castillas, seta del género afiloforal siempre asociada a los árboles enfermos y los tocones de madera muerta de nuestros bosques de coníferas. El problema es que donde está tomada esta foto no hay coníferas, está plantada en la yerba - vean como la atraviesa sin piedad el recio césped de estas latitudes tropicales - y solo puedo deducir su existencia en que quizás el micelio tenga su origen en una enterrada raíz podrida del árbol que da sombra a esta seta.

Ver este ejemplar me ha hecho añorar las caminatas por los bosques serranos y alpinos en busca de boletos, níscalos y, si hay suerte y con el permiso de las aduanas volantes suizas, las colmenillas. Los primeros cortados a la buena de Alá - ya sé que te estoy copiando, Abraham - y salteados en un revuelto jugoso, brillante y salpicado de perejil recién picado con vaso y tijera. Los segundos, como siempre, en cuartos y salteados con taquitos de jamón y ajo picadito, o haciendo compañía a unas buenas patatas guisadas donde sustituyen de maravilla a chuletas y compangos, si acaso un par de chorizos por eso de engordar el caldo. Las terceras... ay las colmenillas, tan raras, caras y exquisitas, solo tienen una preparación que me ponga, cocidas en nata a fuego muy suave y depositadas con la mayor ternura sobre una tostada salteada en mantequilla a la que habremos cubierto con una fina loncha de jamón cocido. Sal, pimienta y nuez moscada. Saltan las lágrimas, de veras.

Y si no ha tenido suerte en la excursión y su bolsillo tampoco le permite comprarse un puñado de colmenillas, siempre está la posibilidad de traerse de Finlandia unos kilos de otra especie de estos ascomicetos, la temible gyromita esculenta llamada bonete, una colmenilla llena de tóxicos termolábiles y por tanto especialmente venenosa en crudo y peligrosa para los no iniciados. Hiérvala tres veces cambiando el agua (las de lata ya lo están) y obtendrá por un módico precio un sabrosísimo acompañamiento para unos spaghettis carbonara, con su nata, su bacon troceado, sus plumas de cebolla y su huevo crudo. Después de cuatro años de vida finlandesa sigo vivo y con el regusto de esa seta memorable.

También al ver a este hongo, un verdadero parásito carroñero, he pensado en la prosperidad y la belleza que a veces se obtienen de la enfermedad y la muerte. Rieguen y abonen ustedes la descomposición y la podredumbre, obtendrán yesqueros, leñosos y de olor ácido, incomibles e insaciables. No se extrañen de que cuando pase el tiempo se sequen y sean un excelente medio para hacer fuego. Igual les recuerda a algo en nuestro mundo de hoy...

sábado, 15 de mayo de 2010

¿Cómo que no hay transparencia?


Con los ojos a cuadros se quedaron los asistentes al paso de este vehículo, y si no me creen observen la foto. Siempre nos habíamos preguntado a donde van a parar nuestras ayudas al desarrollo, lamentando la total falta de transparencia en este tema por parte de los barandas locales.

Hoy se acabó por fin la incertidumbre. En el desfile de la Fiesta Nacional de Tanzania se mostró con toda transparencia el destino del gasto, ese oscuro objeto del deseo, que tiene cuatro ruedas y un volante, alta cilindrada cuatromotriz y, a ser posible, blindaje.


El Primer Ministro, que había fustigado durante meses las adquisiciones de vehículos lujosos por parte de Ministros y otros altos cargos del Gobierno, se presentó en el Estadio Nacional con una caravana de...12 coches, de esos que solo nos podríamo permitir usted y yo tras cobrar el Gordo de la Primitiva.

Pero lo más im-presionante fue la llegada del particular papamóvil del Presidente Kikwete, un Hummer tuneado, descapotado, tapizado en rojo furcia, con asientos y llantas blancas a juego, y con escalerilla de llegada triunfal soldada en la trasera.

El socialismo tanzano es hoy muy progresista, tanto que está ya demasiado lejos de la austeridad monacal del gran Presidente Nyerere. Son cientos los Land y Range Rovers que ha encargado el partido en el Gobierno para poder hacer su campaña electoral en las zonas rurales con cargo a los fondos de la cooperación de la Unión Europea, a 40.000 US$ la unidad, en vez de destinar ese gasto a mejorar las carreteras de acceso a las mismas. Aquí no hay crisis porque el mzungu sigue pagando lo que haga falta.

Pero hay justicia, al fin y al cabo. La comunidad de donantes acaba de anunciar que recorta su ayuda al presupuesto nacional para el próximo año fiscal en unos 220 millones de US$. Parece que por fin estamos empezando a aprender la lección, y ellos a preguntarse... ¿por qué ya no nos quieren?

Cuando ruge la tortuga



Os presento a Zoe, la más anciana y más grande de mis cinco tortugas. Devora tomates y lechugas, y a cambio es la mejor segadora de cesped que he conocido, nunca se estropea ni se le acaba la gasolina. A veces cae también una mamba verde. Hoy bosteza con mucho sueño o ruge con enorme cabreo, porque en vez de alimentarla la estoy atosigando a flashes.

Pero no sabe Zoe la suerte que tiene de estar en el jardín, en estas latitudes habría acabado hace mucho en una barbacoa untada en aceite de coco o en forma de sopa. Voy a buscar una receta quand même... nunca se sabe si me la encontraré bajo las ruedas del Land Cruiser una noche oscura y lluviosa ;-)) Finalmente aquí impera la ley del trepador de cocoteros, y eso de la protección de la biodiversidad solo se entiende con la cazuela puesta al fuego...